Ya ves lo que ha ocurrido, finalmente la conversación como castigo, tomo lo que bebo como bebida de una manera tan apresurada que despacio pese al apuro irreal cae sobre los labios que llevo en el rostro tatuados, eso que tan lento camina, es lo espeso que bebo, me seduce dejando su huella en la piel sin color. Se manchan las prendas que no forman parte de este juego, sobre la mesa yace un tablero torcido de colores sobrios y texturas varias que se extrañan. Una descripción que hace las veces de espacio sin tiempo donde transcurren las insostenibles e inexistentes vacilaciones de la dama y el dramaturgo.
Esta tarde ha llegado el repartidor de recuerdos y son las medusas de todo el mundo las que inocentes se llevan los secretos que nadie pudo escribir en un lenguaje musical.
Mucha gente que se llama igual camina por las calles en distintas direcciones al igual que los que portan extravagantes nomenclaturas. Quienes falsamente creen que su ridiculez los hace caminar como el hombre en teoría caminó sobre la luna, y yo que solo la miro desde abajo pienso en aquellos que se olvidan que comparten iniciales y asientos de cientos de lugares que lucen preferenciales para los ojos de sus bolsillos.
La contingencia viaja a todas partes como los posibles errores de los grandes ejercicios combinados donde en vez de despejar la situación uno comienza a arrastrar y arrastrarse como si fuera sobre el barro pero fuera de foco, esto ocurre en las grandes distracciones por las cosas que pasan alrededor de uno y conforman los sonidos de aquella increíble música que estoy escuchando ahora y usted NO, pero se esconden fácilmente y lo complicado de la dificultad de oír es ella misma pensada como tal. De allí su origen interior que se defiende con una violencia elegante pacífica y verbal como si con espadas luchara contra espectros que danzan sigilosamente en un cuadro que ocupa la totalidad de las paredes de la habitación azul. La misma se ubica cerca del cielo que me mira caminar todas las mañanas por aquellas veredas gastadas, viendo como van algunos en bicicleta y otros caminan sin ruedas para robar más de cerca a los que tienen las manos vacías luego de su intercepción, caminaba la víctima y mis piernas temblaban, pues no querían oír pero tampoco encontrarse desprevenidas por oír demasiado aquello que ocultaba la verdad que sucedía. De repente y como pudo su yo huyó de cuclillas, como el día donde la protagonista no estaba en la película y la audiencia cambió de posición ácida.
A imagen y semejanza del linyera predilecto del micro central, dió pasos cómplices y pequeños colmados de picardía adictiva, más luego se encontró conversando con la hija de una rana estúpida. En ese momento los idiotas portaban siempre la misma cara, aplaudían la escena donde los festejos eran ajenos. Se conformaban con las migajas que les tiraban como si fueran aquellas horribles palomas que detesto, abrazos sucios y proyectos de unidad donde únicamente se puede aislar a aquellos que se paran contra la pared y no bailan, porque esta música moderna de los capitales es tan asquerosa que provoca el vómito, los recursos lucen inhumanos durante toda la historia. Sacan su máscara hacia el final de la obra de marte y preparan al próximo representante, para que la farsa como siempre continué su función hedionda.