25 May, 2009

Voy a desaparecer...

Dos miradas cerciorando la avidez de una noche que no es fría. Tuve que robarle algunas palabras luego de algunos fracasos mentales basados en la repetición de los hechos que soy incapaz de nombrar sin caer en la duda de lo que realmente sucede. Aún así, no puedo, entonces cierro los ojos y solo me queda eso, imaginar y repetir el deseo que provoca un ruido lento y escandaloso en la piel que habito.
Como un mecanismo, funciono con música, los gestos que suenan en mi boca, dibujo el contorno de mis labios con la lengua, ensayo la caricia que sonríe sin alguna intención clara, o yo soy ciega, nula. Puede ser, ha pasado ya muchas veces eso que sé que sucedió que no quiero decir tan abiertamente en palabras que se acomodan en renglones invisibles plasmados en un espacio que se desvanece cuando se apaga el monitor.¡Qué vacío es todo esto! ¿Qué sentido tiene?
La repetición en todos estos años, parece que todos mis cuadernos son iguales, los detesto, todas las veces tan llenos de palabras que no son más que silencio. Eso son mis palabras, mi asqueroso silencio del claustro horrible que me conforma.
¿Es que acaso te ha gustado mi grito del sur? Voy a clamar entonces en voz alta, aquella guerra con la que sueño. Donde naturalizarnos en un espacio que aún no conozco sea la norma que podríamos quebrar como si hicieramos papel picado de todos los años que nos sostienen.
Nada más real que la veracidad de mi deseo lento. Hubiese querido borrar a todos aquellos que habían concurrido al lugar, para continuar subiendo por tu mano y llevarnos a una nube. Donde no exista el verbo conjugado que nos caracteriza, y poder contemplar los truenos y relámpagos tan de cerca que el ruido que provocan tus ojos en mi cabeza sean minúsculos aún cuando se repiten. Así yo pudiera quedarme tranquila entonces, porque aún existe algo más inmenso que este océano.
Esta ridiculez no tiene sentido, pero no puedo contenerlo en vacío. Fueron las trampas del azar y yo caí en cámara lenta como siempre, pensando que era así por otra cuestión y quizás no. No sé. La cobardía es esto y aquello, el amor y el temor terminan siempre igual.Y mientras tanto me agoto de leer siempre lo mismo, de saber ver la misma película de mierda.
Por momentos quisiera que esto se resuelva, como mis amados cálculos combinados o las entrañables ecuaciones, y me invites a tirar piedritas a un río que nunca vi. Que quede tan lejos, que no conozcamos ni el color del cielo, soy actriz de todo aquello que imagino dentro de mi habitación cómoda segura y detestable.Pero me imagino feliz, oh si... quise hacer de cuenta que escribía una carta, hace mucho no escribo una carta, ni hablar de recibirla, solo pude completar cinco renglones, donde en el último expreso mi insatisfacción y confieso escribir y borrar, escribir y borrar. Repetir los errores con facilidad. Nadie leerá esto, porque es propio, íntimo y aburrido. No dice nada que sea cierto ni claro.
Pero acá dicen que estoy, en el mientras tanto de la incertidumbre que me puebla.Creo en eso porque muchos afirman mi nombre, pero necesito otra forma de caer sobre una hoja blanca sin pautar. Me dejo para que me inventes, tomá aca o allá estoy, para que me hagas creer que crear de otra manera es posible. Para escuchar mi voz, y esa música que es otro sonido. No por nada amo el agua, bebeme o dejame llover, para mutar en colores mágicos de devoción, para pasear en una rueda de tiempo indecible.

21 May, 2009

mujercita

Esas cosas que se escriben y se borran,
a diario en los ojos con un poco de algodón de azúcar.
¿Cuándo lo entenderás?

14 May, 2009

Correspondiente a todos los días

Dos días fueron los que pasaron desde que crucé esa puerta, había visto la luna congelada el lunes, teniendo en cuenta la distancia en años luz que me separa de ella, ese frío se sentía como una caricia.
Como una demostración amorosa, bufanda en mano, salí a ver el cielo gris a punto de quebrarse sobre mi cabeza, y como si fuera una escena de una película caminé con desdén por la ciudad, mirando las caras, los libros, los niños y edificios. Osea que iban de arriba abajo mirando mis ojos como si caminara con ellos en todas las direcciones y los pies marcaban el rumbo como si fueran los responsables de distinguir los obstáculos, gente y demás.
El asunto es que como pocas veces había llegado realmente temprano, siempre pasa lo mismo o muy tarde o muy temprano o sobre la hora, entonces me corrijo mejor porque no siempre pasa lo mismo si no que pasa lo que pasa cuando uno llega a un lugar sin llegar siempre de la misma forma.
Mientras esperaba tomé dos fotografías, veía gente que sacaba muchísimas fotos, casi compulsivamente pero para mi solo había dos ángulos interesantes, entonces me ofrecí a fotografiar a aquellos que intentaban retratar su cara y el edificio, para que se lleven al menos una porción más de pared de recuerdo y además porque no tenía otra cosa mejor que hacer. También indiqué amablemente como llegar a ciertos lugares aunque no lo sabía a ciencia cierta. A esa altura el viento me había despeinado y me acordé de unas amigas que me veían temprano llegando a trabajar con un nudo en la cabeza. Pensé en muchas personas, como si fueran una serie de imágenes que se hamacaban en mis cabellos, me imaginé corriendo y algunas de ellas se caían, otras seguían aferradas como hebillitas de plástico que soportan los más fuertes vientos. Es una imagen cursi, pero solo fue el momento, el otoño a veces me pone así. Sonaba una canción que me gusta mucho cuando llegó mi amigo, despeinado y sobre la hora. Compramos las entradas, intercambiamos algunas palabras, me sentí contenta.
Vimos una película que me hizo pensar, recordé historias de mi abuelo y de aquella mujer que no era mi abuela pero si la familia fuera a elección, sin dudas la hubiese elegido. Recordé algo que realmente no lo tenía en cuenta, nosé, últimamente me pasa que me cuentan detalles o cosas que yo misma dije o hice y no lo recuerdo. Me alivia sentir que con los pocos que hablo me escuchan. Otros me observan y me conocen, otros me sacan la ficha, otros piensan cualquiera y eso es bueno.
De la sala salí encantada, tratando de recordar y anotarme en la frente, todo eso que pensé para escribirlo pero finalmente si bien me acuerdo de esas cosas, hoy escribí distinto a lo que acostumbro, quizás es porque llegué temprano ¿No?
No sé porque escribo como si alguien me leyera, de hecho escribo para mi, pero a modo de dirigir mis palabras como si hubiera un tercero o cuarto anónimo escondido detrás de la cortina espiando algunas de las cosas que no digo y escribo, porque así funciona esto. Al margen de mis inquietudes de hoy, que son muchas, continuaré con mi relato sin sentido porque siento eso, todo el tiempo siento deseos de escribir, me despierto a la madrugada, a la mañana, cuando me baño, cuando viajo, cuando subo, cuando escribo, siento como si una voz interior relata cada una de las cosas que pienso, abro los ojos y recuerdo el sueño pero no puedo ya escribir como antes acerca de ellos. La culpa la tiene la voz, que me dicta como si fuera una orden, que impone otro modo u otra forma. Seguro que es porque llegué temprano. Porque ahora que no cumplo con horarios ajenos, tengo mi propio reloj ¿sabías? Me he vuelto más organizada, decir esto podría ser mentira, pero quizás no.
Repito tanto las palabras que ya me molesta, pero a lo que iba era que salimos del cine y caminamos bastante, hablamos, tomé dos fotografías más que no me gustaron mucho finalmente pero tampoco las borré. Hablamos de nuevo, hablé yo, habló él. Recorrimos una librería entera, me compré tres plumas nuevas y algo pequeño para dibujar.
Cuando nos despedimos, respiré pensando que realmente no tenía apuro de volver a casa y me sentí aliviada por eso. Comencé a caminar, las mil quinientas cuadras que me separaban de la parada de un colectivo que podría devolverme a mi hogar. Iba a tomar el subte, pero como eran casi las seis, la hora pico, la gente, el pico de la gente cerca. No. Mejor camino. Cuestión, justo a la hora pico, la gente con su pico de la gente cerca en vez de ir en subte salió a caminar también, no por elección si no porque el libro de jack keroauc no les funcionaba y entonces yo. ¿Qué hacía ahí si mi lugar era debajo de la tierra?
Sentí que el mundo, el subte y los todos picos de la gente estaban en mi contra. Todos hablaban por celulares, caminaban enredándose, me preguntaba que tan importante es informar algo todo el tiempo. Me pregunto cosas estúpidas a veces.
Caminé por otras calles del mismo país, esquivando bolsas, maquillajes y tacos altos. Sentí que mi cara estaba tan blanca como si me hubiesen borrado. La gente estaba fuera de foco, yo seguía una línea tratando de no chocar, tratando de no escribir lo que realmente pensaba y mientras tanto llegué hasta acá.

13 May, 2009


Acerca de lo que quisiera ser, esta vez leer imágenes.
Sé que alguien me lee.

11 May, 2009

Incisivo

Tuve la semana entera, las horas y los días, se pasan como las canciones de un disco que escucho a menudo. Siempre espero al último día para sentir eso que se siente cuando no queda otra que intentar hacer lo que se debe. A duras penas pienso en eso, miro por la ventana, hay gente que sale a andar en bicicleta en esta tarde de domingo que no parece de otoño.
Anoche había bebido lo suficiente, como para pararme en la esquina de su calle y mirar hacia la izquierda. Estaba realmente a tres cuadras de su casa, hubiese querido llegar culpa de la casualidad y encontrarlo en cualquiera de las esquinas que nos separaban. Pero mi cara estaba como desfigurada, no solo estaba despeinada y vistiendo la ropa como si fueran trapos, sino que no podía ser de otra manera, mi cuerpo entero no soportaría una noche fuera de casa esta vez, sorteando la suerte de encontrarlo en cualquier antro o esquina. No podía, no tenía sentido ya… entonces doblé la esquina hacia el lado contrario, y esperé el colectivo. Aliviada me senté no muy contenta del lado del pasillo, decidí que lo más apropiado era escuchar esos sonidos poco agradables para mi madre e inentendibles por demás, que penetrarían por mis oídos mientras de a poco calcaban la forma de mis orejas y así más adelante me dibujarían por dentro con lápices de todos los azules posibles aquellos órganos que ya no suenan a nada que funcione bien.
La heladería estaba abierta, busqué las llaves dentro de mi bolso, doblé a la esquina de la calle más oscura y vacía. Crucé hacia el otro lado y caminé bastante rápido, miré hacia atrás antes de llegar a la esquina. Abrí con alivio la puerta de mi casa, la luz de mi habitación estaba encendida. Llegué, con deseos de todo aquello que no podía. Pensando en esto que me estaba sucediendo, en esa sensación inútil de vacío gris, con el deseo de morderme a mi misma para despertarme de este sueño tan profundo que ni sentido tiene. A diferencia de todo aquello que soñé esta semana entera, como el ascensor que portaba cuatro baños en su interior. O el regreso de Federico del exterior, que lo supe por anticipado gracias a la excelencia de mi radar onírico…estaba tan lindo con la apariencia del otro Federico, lucía rapado con lentes cuadrados, vestía un chaleco color bordó. Me sonrió con la más hermosa de las sonrisas del otro que no es quien era en verdad…. Y en sus labios pude leer la advertencia que decía: noo Romi y se fue hacia el fondo del lugar. Había cruzado para llegar hasta allí una habitación enorme llena de camas. No sabía donde estaba, seguía buscando, el lugar era similar a una estación de tren de madera inglesa, antigua y enorme, llena de gente elegante. Me desperté y recordé que ahora los días se hacen cortos y oscuros. Tuve la noche entera, para dormir flotando en la esfera pronta a estallar, mientras escribo estas palabras, de a poco las letras comienzan a forjar la próxima explosión dental, de nuevo soñé que se me caía un diente, esta vez nadie por la fuerza de un beso era el culpable de la ruptura, esta vez sentía algo en la boca que me molestaba, saqué aquello que lucía como una piedrita y lo tiré sobre una mesa de madera, el gesto repetido cuando hago a un lado aquello que no tiene sentido, la dentadura entera no se cae porque si, como la lluvia que tanto espero en el vacío de mi boca, en los huecos de mis días para inundarme de todo aquello que desconozco.

10 May, 2009

leer los labios

Tengo un radar onírico
esos que aún sirven para los niños.
No hace falta que lo digas,
ya me enteré que regresaste.

a b s u e l t a entre las nubes de diferencia.

04 May, 2009

ª"

Sin alojamiento para las atadaduras,
del vértigo nada queda delineado.
Llevo en los ojos una esquela mortuoria,
en la boca un nombre designado.
Morderé el silencio que nada en la neblina,
y en el infinito seré el ruido que te dejará ciego.
ELPASADOESMUDO