22 April, 2008

Los finales lóbulos

Acabo de leer un cuento,
de saber que extraño la pared y el canto.
La primera vez que vi sus orejas y sus ridículos pies,
me dí vuelta como si nada le sucediera a la noche.
Percibo la ausencia y la sufro,
pienso en sus lóbulos abultonados como bolitas de plastilina
que semiaplastadas yacían delicadas bajo la enrredadera capilar.
Me sienta bien acariciar el tiempo pasado que no asumo,
era tan lindo empujarlo hacia el sueño en la oscuridad
que podría empujarme al abismo que me absorve cuando cierro el libro,
cuando veo que no hay lòbulos ni un abrazo contenido y cuando sè
que acabo de leer una historia que terminó sin empezar,
sin mostrar mis pequeñas orejas, sin contar lo que apreciaba mi piel
con una sola necesidad de regreso, pienso en las sorpresas que prefiero,
aquellas que no se dán en los cumpleaños ni en la calle que maravilla
digo que extraño la pared y el canto,
con el beso de un pueblo de ausente final.

Las paredes


Sentir su ausencia, aunque siempre estuvo ahí, quería verla por completo nuevamente, nunca dejó de estar en si misma, pero su estar implicaba un estar llena de cosas ajenas que impedían la visión plena de ella misma, y yo que nosè si nada podía hacer al respecto, de hecho no lo hice, solo me dedicaba a asumir que extrañaba mi pared.

Aclaro no es cualquier obra vertical que limita con su vecina de mediana edad, sino que es aquella que actuaba de soporte de mis pies maravillados o tristes, es aquella que amenaza con la espada, o donde hasta dormida solía darme la cabeza en su contra.

Es que lo que màs me molesta saber, es que èl era como una pared, era como hablar con, y entonces esto sí es lo que realmente me enfada, es que extraño su maldita dureza ausente con forma de pared, o yo quizàs a esta altura haya sido las veces de medianera distante de si.

Estoy acorralada, entre la espada y ella, yo u èl, quièn sabe a esta altura, algo màs que ninguna duda ante lo que digo con firmeza, es que la pared jamàs habla con la pared.


Un deseo, es d- e- m- o- l -e -r.

Un atentado, es esto.

16 April, 2008

C ementerio

Aquella continuidadesiemprelomismo, que cierra sin dar paso ni lugar a algo que quiebre la dificultad para convertir palabras con o sin sentido en ese algo que hoy me produce el deseo de RENUNCIAR, y es màs que eso, de hecho renuncio. renuncié reanunciadamente en reiteradas ocasiones anticipando el gran momento en que les grite un día con buenos y malos modales que renuncio, pero de todas formas y colores quiero que sepan queridos lectores invisibles que yo ya he renunciado.
Nada, si ya está todo quemado, el fuego avanzó con altura, y las palabras tomaron la habitación, la distancia desesperada y anticipada como siempre, el amor propio, un espejo roto y un parto imaginario.
Force dijo la partera, que la niña nace muerta, si claro.. eso decìan aquellas voces que colmaban conversaciones de ascensores antiguos y precarios. Ruidosos subían y bajaban sin alguien que cierre la puerta con errores, ni que se mire en un espejo turbio con miedo de ver una sombra a su lado, una sombra que no existe màs, por que nuestro programa de televisión de cuarta fué apagado, como las mismas llamas que nos quemaron. Y esas sí solo fueron de primer grado, tan infantiles que dan verguenza las curaciones, pero asì y todo desde el hospital, viendo a los demàs en la continuidad de sus días con sus nuevas rutinas que me incluyen, desde allí afirmo con puño y letra en el rostro de quien se atreva a mirarme de cerca: Renuncio al papel de mujer hermética, todas las pestañas estàn atentas, las pupilas dilatadas y despegadas de mi misma.
No vuelvo a respetar distancias ridículas que encienden vínculos vacíos y círculares desgraciadamente conocidos ya, hubo una mutación importante, un silencio pronunciado, una araña en mi jabón a la mañana y esto que sucede que me pasa es porque no dí paso a la conversación que convierte, la que produce una metamorfosis sin fin, de nuevo he soñado con el sementerio, el tercero, y dije ya màs de una vez que se escribe con cè de casa, esta vez caminaba por un parque, un falcón rojo estaba estacionado, en su interior había un hombre mayor de edad con una boina y me miraba de reojo. Tenía miedo, seguí caminando, bajo un escalón por el costado izquierdo cruzo un pasillo amplio y blanco, era de noche y allí estaban los nichos, esta vez sí había flores. Recibo un llamado telefónico, el hombre me dice algo mientras una mujer de frente con mímicas me dijo otra cosa. A B C ementerio, ya son tres y es la tercera vez que sueño.

09 April, 2008

masticar vidrio


Cosas delicadas y quebradizas me causan gracia, no han provocado ninguna herida profunda aparentemente, solo en mi antebrazo derecho se observa un rasguño de unos siete centímetros cuyo origen desconozco.
Parece que ya es una costumbre, de las malas quizàs, que durante la misma época del año, me cuentan el mismo chiste machista, puede que se deba a que cìclicos y fundamentales me resultan los cumpleaños, y los de eso opuesto.
Entonces por lo pronto debo comenzar mi retirada con la inconciente y ya anunciada renuncia mutante, contando un chiste feminista y elegante a el bueno de la película, se sabe que no puedo evitarlo, la prostituciòn de los sentidos copropietarios se ha adueñado de mi.

04 April, 2008

La renuncia

Nada que me limite, que me queme.
Carencia absoluta.
Fuego
No hay solvente ni soluto que indique permanecer en este sitio,
no hay vínculo verdadero que haga sentir pertenencia ni solución como resultado.
Agua
La propiedad benèfica invisible ya, la paz ausente, la risa apagada como cenizas viejas que con el viento se alejan como quien podría secarme las làgrimas novatas.
Tierra
Deseo entonces me quemen las pestañas, me deshagan en un cenicero verde la mirada
porque ninguna fiesta u obligación observo, nadie que las vea cerrarse de par en par al dormir.
Sangre