Cada vez que me mudo extraño las ventanas,
mundo exterior, móvil y sonoro.
Cada vez que hablo extraño las puertas,
mundo interior, que cierro cuando callo.
Cada vez que escribo extraño mi biombo,
mundo de piel, frágil al aire libre.
Cada vez que canto extraño aquella cajita,
mundo musical, en el que solía bailar oculta.
No comments:
Post a Comment