Decìa que estaba encerrada en sus propias palabras, como una jaula de personas,
donde escabullirse entre los muertos no era màs que nadar en las aguas de la nàusea interior actual.
Pobre, decía tantas cosas que parecìa estar mañatada a una interminable cadena de conflictos relacionados y geomètricos.
Decìa tambièn que deseaba que pase por ahì todo aquello que colme el trànsito, pero que no se quede nada ni nadie a mitad de camino, pues serìa absurdo y por eso dijo que hubo un sol que nevaba tristeza.
¿Fuè clara?
El asunto ajeno no tiene soluciòn ni cuestiòn alguna, la ausente disciplina resolverìa la ecuaciòn con una poesìa en movimiento, la rareza e importancia de los hechos sin certeza de la proximidad ausente.
Parece una señorita que solo dice que escribe para escribir y quisiera poder decirle algo a alguien que no la ha leìdo nunca y asì todo aùn no se atreve.
Se encuentra presa de las malditas terceras personas, estas no se lo permiten si quiera pensar, pues ha perdido ya el dolor verdadero, no le cree ni a su espejo lo que la mala palabra dice.
1 comment:
que lindo escribís.
un beso.
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