En el mar, hay un rincón para usted,
para irse, debería saber...
esa acción no es bienvenida aquí.
Es el viento quien pronuncia la abertura de los silencios,
perpetuos, sucios o pasajeros.
Al parecer de muy poco sirve
oír lo que suena hueco,
pues son sus ojos los que se van flotando
embriagados por tanta música
Cuando a mis pies llega la calma y los huesos que van quedando,
son los vestigios de la memoria que nunca aprendió a nadar.