Corre spondencia,
que ya no hay espejo que te lleve galopante de àngulo a extremo.
Ni reflejos de un cielo rosáceo,
que colmado de gritos de ahorcados con sus manos tendidas
conforman los desganados dolores y las heridas de la postal.
Rige mi cadáver exangüe,
un sobre desnudo
y un cuerpo impreso,
indeleble mujercilla con dolor de remitente.
Sellos y estampillas la coronan
uniformes, los insectos coleccionistas aùn se asoman
con las sàbanas de vidrio para develar la imagen de sus pupilas irritadas
y fué la noche quién guardó el secreto en el tintero.
5 comments:
Aprendí una palabra nueva, exangüe.
¿La mujer-silla es la que vive esperando?
La noche guarda casi siempre todos los secretos, pero los que guarda el día, por lo general, son más aterradores.
Tengo un sobre al revés, que tiene montones de estampillas pero del lado de adentro.
lo interesante es que te puedo prestar algunas de lugares q no existen más.
y tal vez puedas viajar por el tiempo. (y por el espacio también, pq está comprobado que cualquier viaje es un viaje por el tiempo y el espacio.)
Sí, me acuerdo de vos!!!
Igual tu blog está cambiado, no? Está precioso, me gusta mucho :)
Te dejo un beso grandote.
espejo, reflejo.
de tu desfile de fotos, puedo esconderme un par, me las llevo bajo la remera, y las guardo en lo mas profundo del aire, le pongo cerrojo, nadie se entera y tu desfile de fotos siguen sin ser mutiladas
Hermisísimo y singular poema Singular!
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