Dos miradas cerciorando la avidez de una noche que no es fría. Tuve que robarle algunas palabras luego de algunos fracasos mentales basados en la repetición de los hechos que soy incapaz de nombrar sin caer en la duda de lo que realmente sucede. Aún así, no puedo, entonces cierro los ojos y solo me queda eso, imaginar y repetir el deseo que provoca un ruido lento y escandaloso en la piel que habito.
Como un mecanismo, funciono con música, los gestos que suenan en mi boca, dibujo el contorno de mis labios con la lengua, ensayo la caricia que sonríe sin alguna intención clara, o yo soy ciega, nula. Puede ser, ha pasado ya muchas veces eso que sé que sucedió que no quiero decir tan abiertamente en palabras que se acomodan en renglones invisibles plasmados en un espacio que se desvanece cuando se apaga el monitor.¡Qué vacío es todo esto! ¿Qué sentido tiene?
La repetición en todos estos años, parece que todos mis cuadernos son iguales, los detesto, todas las veces tan llenos de palabras que no son más que silencio. Eso son mis palabras, mi asqueroso silencio del claustro horrible que me conforma.
¿Es que acaso te ha gustado mi grito del sur? Voy a clamar entonces en voz alta, aquella guerra con la que sueño. Donde naturalizarnos en un espacio que aún no conozco sea la norma que podríamos quebrar como si hicieramos papel picado de todos los años que nos sostienen.
Nada más real que la veracidad de mi deseo lento. Hubiese querido borrar a todos aquellos que habían concurrido al lugar, para continuar subiendo por tu mano y llevarnos a una nube. Donde no exista el verbo conjugado que nos caracteriza, y poder contemplar los truenos y relámpagos tan de cerca que el ruido que provocan tus ojos en mi cabeza sean minúsculos aún cuando se repiten. Así yo pudiera quedarme tranquila entonces, porque aún existe algo más inmenso que este océano.
Esta ridiculez no tiene sentido, pero no puedo contenerlo en vacío. Fueron las trampas del azar y yo caí en cámara lenta como siempre, pensando que era así por otra cuestión y quizás no. No sé. La cobardía es esto y aquello, el amor y el temor terminan siempre igual.Y mientras tanto me agoto de leer siempre lo mismo, de saber ver la misma película de mierda.
Por momentos quisiera que esto se resuelva, como mis amados cálculos combinados o las entrañables ecuaciones, y me invites a tirar piedritas a un río que nunca vi. Que quede tan lejos, que no conozcamos ni el color del cielo, soy actriz de todo aquello que imagino dentro de mi habitación cómoda segura y detestable.Pero me imagino feliz, oh si... quise hacer de cuenta que escribía una carta, hace mucho no escribo una carta, ni hablar de recibirla, solo pude completar cinco renglones, donde en el último expreso mi insatisfacción y confieso escribir y borrar, escribir y borrar. Repetir los errores con facilidad. Nadie leerá esto, porque es propio, íntimo y aburrido. No dice nada que sea cierto ni claro.
Pero acá dicen que estoy, en el mientras tanto de la incertidumbre que me puebla.Creo en eso porque muchos afirman mi nombre, pero necesito otra forma de caer sobre una hoja blanca sin pautar. Me dejo para que me inventes, tomá aca o allá estoy, para que me hagas creer que crear de otra manera es posible. Para escuchar mi voz, y esa música que es otro sonido. No por nada amo el agua, bebeme o dejame llover, para mutar en colores mágicos de devoción, para pasear en una rueda de tiempo indecible.
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