Fué cuando desperté. No es que había dormido por la noche ni mucho menos un largo rato por la tarde, solamente se trata de que de repente aquél silencio misterioso, aquella visita invisible, me sacudieron como si la realidad en realidad era otra y no la que yo veía. ¡Estás distraída! ¡Vivís en el otro y de la peor manera! Tan pero tan ajena a tus zapatos que se te enrriedan los pies con los pies de los demás, como si te metieran la traba de repente más de cien personas. Bueno no exageremos, más de cuántas... a ver.. ¿cuántas personas me importan? Bueno si multiplicamos por dos aquella cantidad.. tampoco son tantos pies.. pero si son importantes, pero pero pero tengo un solo par de zapatos.
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